Lejanos aún a la realidad presentada por ‘Black Mirror’ y otras series y películas de ficción, nos encontramos ante muchas limitaciones en el campo de la psicología del testigo y del testimonio. La memoria humana no es perfecta y presenta muchos errores e inexactitudes que vienen a cobrar una gran importancia debido al gran nivel de credibilidad que, en los procesos judiciales, se está dando a las declaraciones de los testigos.
La psicología del testigo y del testimonio se encarga de analizar los resultados de las investigaciones de los campos de la psicología experimental y social. Intenta determinar la calidad de los testimonios que prestan los testigos presenciales sobre los delitos, accidentes o sucesos cotidianos. Para ello, centra su atención principal en la consideración de dos grandes cuestiones: la exactitud de las declaraciones y la credibilidad del testigo y su testimonio.
En cuanto a la exactitud del testimonio, debemos tener en cuenta que existen variables que le van a afectar:
Variables a estimar sobre las circunstancias en las que se producen los sucesos: son variables que, en principio, nadie elige ni puede controlar y vienen determinadas por el azar. Son las siguientes:
– Factores de situación: Estos factores se refieren a las condiciones ambientales y temporales en las que se ha producido el hecho. Por ejemplo, no es lo mismo tener que identificar a una determinada persona que ha cometido un delito un día despejado y soleado que a una persona que cometió el delito en un día nublado y de lluvia.
– Factores de los testigos: un testigo es una persona y, como tal, hay que tener en cuenta una serie de aspectos psicológicos del mismo. Por ejemplo, su personalidad, su estado de salud mental y su moralidad. Cada uno de estos aspectos va a determinar la vivencia experimentada y va a modular la declaración, la opinión sobre los hechos y, en general, la vivencia que haya experimentado.
En este sentido, van a ser mucho más fiables los testigos que han tenido unas condiciones ambientales y temporales propicias, que han vivido situaciones no violentas o que no provoquen estrés o aquellas personas que, aun habiendo vivido situaciones de estrés sepan cómo controlarlo. En el caso contrario, debido al estado de trauma y al estrés sufrido por la víctima o el testigo, la inexactitud de la memoria debe ser un importante factor a tener en cuenta puesto que nuestra memoria es capaz de modificar los recuerdos, llegando incluso a crear recuerdos que, en realidad, no han ocurrido. Por ello, habrá que modular la credibilidad que se está otorgando al testigo en cuestión.
Otro punto importante a tener en cuenta es la fuerza de la presión social. El ser humano es una persona sugestionable, que cede a la presión del grupo (destaca el experimento de Solomon Asch, que demuestra la adaptabilidad de nuestra conducta o pensamiento a las normas de algún grupo).
Variables propias del sistema elegido para tomar la declaración a los testigos: son aquellas que la policía, los magistrados, abogados, etc. pueden manipular para optimizar la narración de los hechos o la identificación de un sospechoso. Por esto mismo, sobre estas variables podremos incidir, con la intención de intentar optimizar para producir una mejor recuperación de la información. Podemos destacar, entre otras:
– Instrucciones dadas a los testigos. Por ejemplo, puede existir una inadecuada toma de declaración tras haber sucedido los hechos o bien, pueden existir factores post-suceso que pueden incidir sobre el testigo antes de la declaración.
– Intervalo de tiempo entre la denuncia y la declaración. Cuanto más tiempo transcurra, hay más posibilidades de inexactitud en el testimonio. Este defecto es bastante común en nuestro sistema de justicia, en el que los juicios sufren constante retraso.
– Tipo y orden de formulación de las preguntas. La entonación, el orden, las preguntas tipo, ‘¿está seguro?’, ‘¿no cree que el suceso fue de otra forma?’, ‘¿no es verdad que…?,’ etc., pueden afectar a la respuesta que va a otorgar el testigo.
– Composición de las ruedas de reconocimiento. Es importante que las personas que integren las ruedas de reconocimiento sean de rasgos similares. Por ejemplo, si el sospechoso tenía el pelo largo es importante que haya varias personas en la rueda de reconocimiento con el pelo largo; si es de raza negra es importante que haya varias personas de raza negra, etc. También es importante no condicionar al testigo ni de manera previa, ni durante el reconocimiento, ni tras éste, para evitar la creación de recuerdos a la que venimos haciendo referencia.
En cuanto a la credibilidad de los testigos, existen varias técnicas que nos van a permitir evaluar subjetivamente el nivel de exactitud de la declaración:
– Observación de conductas no verbales. Consiste en analizar la expresión corporal basándose en el supuesto de que existen lazos entre las emociones y la conducta no verbal. Dentro de estas conductas no verbales, por ejemplo, encontramos las características vocales (tono de voz más agudo, mayores pausas, etc.), las características faciales (cambios de posición, parpadeos, sonrisas, etc.) y los movimientos (menos movimientos corporales de manos, brazos, etc).
– Examen de algunas respuestas fisiológicas. Se basa en que los cambios de estado emocional de un testigo, sobre todo los de tipo ansioso, producen cambios de tipo fisiológico. En este campo destaca la utilización del polígrafo, entendido como un detector que registra las respuestas corporales de una persona, tales como el pulso, la presión sanguínea y la respiración cuando está siendo interrogada, con el objetivo de determinar si miente o no. Existen, para la utilización del mismo, diversas técnicas, como las preguntas control (preguntas tales como, ¿tu nombre es (…).? ¿tienes (…) años?) que deben ofrecer un resultado neutro, que muestre las respuestas del sujeto ante preguntas irrelevantes que son manifiestamente verdad o manifiestamente mentira. A partir de la consideración de las respuestas corporales “normales” será más fácil detectar cambios que lleven a determinar que la persona está mintiendo.
– Análisis del contenido de la declaración. Se basa en que una declaración sobre algo percibido puede ser cualitativamente distinta a una declaración inventada. Para ello, por ejemplo, podemos tomar como referencia el análisis de contenidos basados en criterios (Criteria-based content analysis, CBCA), una técnica para analizar las palabras que expresan las personas para ver si lo que dicen es o no creíble. Algunos de los criterios que se pueden tener en cuenta son las correcciones espontáneas, las admisiones de falta de memoria o la auto-desaprobación.
En definitiva, nos encontramos ante un campo de estudio subjetivo en muchos de sus aspectos y, sobre todo, muy delicado. La memoria, la credibilidad y la exactitud del testigo van a depender del hecho que se haya cometido, de la sugestionabilidad de la persona, de las interacciones que haya tenido y de una gran inmensidad de factores. Y todos, o la gran mayoría de ellos, deben ser tenidos en cuenta para determinar el grado de fiabilidad que otorgamos a lo que dice un determinado testigo.