Un amicus curiae (del latín, «amigo del tribunal») es una persona u organización que, sin ser parte en un caso judicial, ofrece al tribunal información, perspectiva o asesoramiento técnico-legal voluntario para ayudar a resolver el litigio, aportando datos relevantes, análisis jurídicos o advertencias sobre posibles efectos de una decisión, lo que enriquece el debate y mejora la transparencia y calidad de las sentencias, especialmente en temas de gran interés público o derechos fundamentales, siendo su presentación usualmente aprobada por el tribunal.
Características principales
- Tercero ajeno al caso: No tiene un interés directo como las partes litigantes, pero sí un fuerte interés en el asunto.
- Función: Aporta conocimientos especializados, datos factuales, argumentos jurídicos o sociales que las partes no presentaron, ayudando a una decisión más informada.
- Presentación: Generalmente requiere permiso del tribunal para presentar su escrito («amicus brief»).
- Objetivo: Mejorar la transparencia, elevar el nivel de discusión y asegurar que los efectos de una decisión judicial no se limiten solo a las partes involucradas.
- Ejemplos: Organizaciones de derechos humanos, universidades, académicos, o entidades gubernamentales que presentan sus perspectivas en casos complejos o de gran impacto social.
Utilidad en la justicia
- Enriquecimiento del debate: Aporta visiones interdisciplinarias y expertas, como desde la biología o la antropología, según el caso.
- Garantía democrática: Permite que se consideren implicaciones más amplias de una sentencia, más allá de los intereses directos de los litigantes.
- Reconocimiento:Instituciones como la Corte Interamericana de Derechos Humanos y tribunales nacionales aceptan esta figura para garantizar la vigencia efectiva de los derechos fundamentales, señala un documento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.



