Según los datos del Registro Público de la Abogacía (RPA), un 60% de los abogados registrados son mujeres y el restante 40%, varones. El dato se intercambió en los últimos años, ya que en el inicio del registro, desde 2013, los juristas varones llegaban a más del 80%.
“El 60 por ciento son mujeres, de los abogados registrados en el RPA, pero debo aclarar que los primeros años del registro de la abogacía la mayoría era varones y con un alto porcentaje, llegaba incluso al 82 por ciento, sin embargo, con el transcurso de los años ha ido variando este porcentaje y ahora se ha dado un poco la vuelta”, informó a ANF Elizabeth Flores directora de la institución.
El RPA registró hasta la fecha a un total de 84.011 abogados y abogadas en el país.
Según la directora, los porcentajes entre varones y mujeres se intercambiaron por la estructura patriarcal de las familias de la sociedad boliviana, donde el que estudiaba era el varón y se les negaba ese derecho a las mujeres, “pero ahora las mujeres han superado un poco este tema y tenemos más abogadas que abogados”.
En 2014, de acuerdo con datos de la gubernamental Unidad de Análisis de Políticas Sociales y Económicas (UDAPE), la mayoría de quienes concluyen la educación escolar en el país eran las niñas y las adolescentes, según los promedios nacionales de las tasas de término a sexto de primaria y de secundaria.
No obstante, de acuerdo con los datos del Censo Nacional de Población y Vivienda 2012, la cantidad de niñas asistían a la escuela era levemente menor a la de los niños. En el censo de 2001, la tasa de asistencia escolar masculina era de 81,05% y la femenina de 78,32%; 11 años después estos porcentajes subieron a 83,63 y 83,45 por ciento, respectivamente, de la población total de hombres y mujeres entre seis y 19 años.
Entre 1992 y 2011, la brecha de género en la tasa de término de primaria pasó de 9,7% a -1,2% y en la de secundaria de 3,2 a -5,3, ambas favorables a las mujeres. Aunque el periodo evaluado es de dos décadas, la balanza comenzó a inclinarse del lado de las mujeres a partir de 2006 para primaria y 2005 para secundaria, pues antes los varones llevaban ventaja en el acceso y permanencia en la educación escolar.
Sin embargo, pese a la reducción de la brecha entre los géneros, respecto a la educación, existen varios retos que las mujeres profesionales deben enfrentar, por ejemplo, el de conciliar el trabajo remunerado con las responsabilidades familiares, repartidas de forma no equitativa, y como resultado, su inserción laboral resulta precaria.
Además, deben hacer frente a otras desigualdades en el mundo del trabajo, como la segregación ocupacional, la brecha salarial, el acceso a puestos jerárquicos y la exposición a situaciones de violencia y acoso, situaciones que se replican en varios países de la región.